A los 9 años la vida le asestó el golpe más certero que ha sufrido. La muerte de su madre, Flores Ruiz, a causa de un cáncer, derrumbó a Carlos Salcido, quien necesitó de mucho tiempo y las enseñanzas de su progenitora fincadas en el trabajo y la paciencia, para forjar un camino en el futbol.
A 68 kilómetros de Guadalajara está ubicado Ocotlán, un municipio con menos de 90 mil habitantes. Ahí, en la Unidad Deportiva del pueblo, en unos campos de tierra, dio sus primeras patadas al balón en un equipo llamado Santa Cecilia.
Desde pequeño tuvo que trabajar en la mueblería de su padre, Pablo Salcido, hasta que a los 14 años decidió emigrar a Guadalajara, en donde vivió con una tía.
En la Perla Tapatía fue ‘milusos’. Trabajó como lavacoches, ayudante de carpintero, en una ferretería y en una fábrica de vidrio soplado. Alentado por dos de sus hermanos que cruzaron la frontera como ‘mojados’, Carlos lo intentó una, dos y hasta en tres ocasiones. En todas fracasó.
Siguió su vida en Guadalajara hasta que cercano a los 20 años, Ramón Candelario, un visor de las Chivas, lo descubrió casi por casualidad.
Se disputaba un partido en el que Salcido jugó con un registro falso; se desempeñaba como delantero y le llenó el ojo al entrenador del Rebaño Sagrado, quien ese mismo día le dio mil pesos como promesa de que sería contratado por el equipo para ingresar a las fuerzas básicas.
En las Chivas tuvo un ascenso meteórico, al grado de que su padre se enteró por la televisión de su debut en Primera División, luego de que ingresó de cambio por Israel López en un partido ante La Piedad.
No son los números el parámetro para medir la carrera de Carlos Salcido, quien con escasos minutos en Primera División fue llamado a Selección Nacional, en donde se convirtió en habitual e hizo de ésta un sitio sagrado.
2012, y gracias a su calidad jugó en Holanda, con el PSV (2006-2010), y en la Premier League de Inglaterra, con el Fulham (2010-2011).
Defensa central, lateral derecho (su perfil natural), lateral izquierdo (la posición en la que mejor se desempeñó) y medio de contención, Carlos es un ‘todoterreno’.
En Londres 2012 Salcido fue refuerzo del Tricolor que ganó la medalla de oro a Brasil. Getty Images
INTERNACIONAL
Debido a la gran Copa Confederaciones que tuvo en Alemania 2005, y del Mundial un año después, Salcido fue seguido con lupa por uno de los clubes que mejor visión tiene para fichar futbolistas por el mundo, el PSV de Holanda.
Cuenta la anécdota que llegó tarde a su presentación con el PSV en 2006, debido a que no supo cómo darse a entender para trasladarse al estadio.
“A los 15 días de llegar a Eindhoven estaba desesperado. Me sentía abandonado, sin conocer a nadie, sin saber qué hacer, salía a caminar por el centro de la ciudad y me metía a comer en un ‘McDonalds’ o a un ‘Kentucky’, porque era lo más fácil”, platicó en su momento el futbolista, quien ganó dos ligas y una supercopa de los Países Bajos con los de Eindhoven.
“El futbol me ha dado madurez, conciencia, me ha hecho fuerte. He demostrado que valía para esto. Por eso di el salto a Europa. No me fui por dinero, porque aquí cobraba lo mismo, sino para hacerme alguien. ¡Yo quería ser campeón! No lo había sido ni en el barrio, y ansiaba ver qué se sentía. Gritarlo”.
En 2010 el Fulham de la Premier League contrató al mexicano, quien de inmediato se hizo de un puesto titular, y en múltiples ocasiones fue considerado en el ‘11’ ideal de la Liga.
EL REGRESO
Sin embargo, luego de casi un año, debido a que su familia ya quería volver a México y a que el idioma fue una barrera, Salcido decidió regresar con un jugoso contrato que le ofrecieron los Tigres.
Hoy cumple 37 años este brillante futbolista mexicano que ya ve cerca el retiro en el equipo de sus amores, las Chivas, en donde anhela levantar un título.
Cuentan sus allegados que a estas alturas de su vida, Salcido suele repetir con frecuencia que cambiaría todo por volver a ver a su madre; por ello, cada que va a Ocotlán lo primero que hace es acudir al panteón para visitar su tumba.
Carlos no olvida el duro golpe que recibió a los 9 años, porque éste le dio fuerza para honrar a carta cabal las dos principales herencias de la autora de sus días: trabajo y paciencia.
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A 68 kilómetros de Guadalajara está ubicado Ocotlán, un municipio con menos de 90 mil habitantes. Ahí, en la Unidad Deportiva del pueblo, en unos campos de tierra, dio sus primeras patadas al balón en un equipo llamado Santa Cecilia.
Desde pequeño tuvo que trabajar en la mueblería de su padre, Pablo Salcido, hasta que a los 14 años decidió emigrar a Guadalajara, en donde vivió con una tía.
En la Perla Tapatía fue ‘milusos’. Trabajó como lavacoches, ayudante de carpintero, en una ferretería y en una fábrica de vidrio soplado. Alentado por dos de sus hermanos que cruzaron la frontera como ‘mojados’, Carlos lo intentó una, dos y hasta en tres ocasiones. En todas fracasó.
Siguió su vida en Guadalajara hasta que cercano a los 20 años, Ramón Candelario, un visor de las Chivas, lo descubrió casi por casualidad.
Se disputaba un partido en el que Salcido jugó con un registro falso; se desempeñaba como delantero y le llenó el ojo al entrenador del Rebaño Sagrado, quien ese mismo día le dio mil pesos como promesa de que sería contratado por el equipo para ingresar a las fuerzas básicas.
En las Chivas tuvo un ascenso meteórico, al grado de que su padre se enteró por la televisión de su debut en Primera División, luego de que ingresó de cambio por Israel López en un partido ante La Piedad.
No son los números el parámetro para medir la carrera de Carlos Salcido, quien con escasos minutos en Primera División fue llamado a Selección Nacional, en donde se convirtió en habitual e hizo de ésta un sitio sagrado.
2012, y gracias a su calidad jugó en Holanda, con el PSV (2006-2010), y en la Premier League de Inglaterra, con el Fulham (2010-2011).
Defensa central, lateral derecho (su perfil natural), lateral izquierdo (la posición en la que mejor se desempeñó) y medio de contención, Carlos es un ‘todoterreno’.
En Londres 2012 Salcido fue refuerzo del Tricolor que ganó la medalla de oro a Brasil. Getty Images
INTERNACIONAL
Debido a la gran Copa Confederaciones que tuvo en Alemania 2005, y del Mundial un año después, Salcido fue seguido con lupa por uno de los clubes que mejor visión tiene para fichar futbolistas por el mundo, el PSV de Holanda.
Cuenta la anécdota que llegó tarde a su presentación con el PSV en 2006, debido a que no supo cómo darse a entender para trasladarse al estadio.
“A los 15 días de llegar a Eindhoven estaba desesperado. Me sentía abandonado, sin conocer a nadie, sin saber qué hacer, salía a caminar por el centro de la ciudad y me metía a comer en un ‘McDonalds’ o a un ‘Kentucky’, porque era lo más fácil”, platicó en su momento el futbolista, quien ganó dos ligas y una supercopa de los Países Bajos con los de Eindhoven.
“El futbol me ha dado madurez, conciencia, me ha hecho fuerte. He demostrado que valía para esto. Por eso di el salto a Europa. No me fui por dinero, porque aquí cobraba lo mismo, sino para hacerme alguien. ¡Yo quería ser campeón! No lo había sido ni en el barrio, y ansiaba ver qué se sentía. Gritarlo”.
En 2010 el Fulham de la Premier League contrató al mexicano, quien de inmediato se hizo de un puesto titular, y en múltiples ocasiones fue considerado en el ‘11’ ideal de la Liga.
EL REGRESO
Sin embargo, luego de casi un año, debido a que su familia ya quería volver a México y a que el idioma fue una barrera, Salcido decidió regresar con un jugoso contrato que le ofrecieron los Tigres.
Hoy cumple 37 años este brillante futbolista mexicano que ya ve cerca el retiro en el equipo de sus amores, las Chivas, en donde anhela levantar un título.
Cuentan sus allegados que a estas alturas de su vida, Salcido suele repetir con frecuencia que cambiaría todo por volver a ver a su madre; por ello, cada que va a Ocotlán lo primero que hace es acudir al panteón para visitar su tumba.
Carlos no olvida el duro golpe que recibió a los 9 años, porque éste le dio fuerza para honrar a carta cabal las dos principales herencias de la autora de sus días: trabajo y paciencia.
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Comentarios
Comentarios (1)
eso es tener corazón es grande historias como la de él siempre inspiran a seguir adelante felicidades campeón
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