En diciembre pasado, Chivas pagó 14 millones de dólares por Rodolfo Pizarro, en una operación que incluyó los traspasos definitivos de Víctor Guzmán y Raúl López al Pachuca.

El primer torneo en Guadalajara de una de las grandes joyas de los Tuzos y del futbol mexicano fue irregular, entre el proceso de adaptación y algunas lesiones que lo mantuvieron alejado de las canchas.

Sin embargo, el mediocampista reapareció en la Liguilla y lo hizo en la mejor de sus versiones, desechando la teoría de la falta de ritmo por la inactividad.

En el juego de Vuelta de las Semifinales ante el Toluca, Pizarro dictó una cátedra de cómo se afrontan los compromisos decisivos. Tiene apenas 23 años pero su rol en la cancha es el de un adulto con responsabilidades mayúsculas.

Cada que Chivas estuvo apremiado apareció Pizarro para bajarle las revoluciones al partido, manejar el esférico, desesperar al rival, buscar la falta, desbordar, o cortar un avance escarlata.

Guadalajara tiene otra cara con este futbolista en la cancha, pues además del salto de calidad que le da al equipo, potencializa a sus compañeros, los hace mejores.

Orbelín Pineda, también en gran nivel, luce más confiado; Alan Pulido ya encuentra a un socio cuando recibe el balón en el frente de ataque; y Gallito Vázquez siempre tiene una vía de salida con el extuzo.

Su traspaso fue millonario y en el torneo regular no pudo brillar en todo su esplendor, pero Pizarro ya levantó la mano y pese a su juventud, no le temblarán las piernas en Monterrey (ya ganó un título ahí) ni mucho menos en el juego de vuelta en casa.

Es cierto que la serie luce con claro favoritismo hacia los Tigres, por la calidad y cantidad de su plantel, por el Tuca, por tratarse del Campeón, por Gignac, por un estilo de juego que dominan desde hace años y por muchas cosas más.

Pero también es un hecho que el Guadalajara tiene argumentos para competir, y si los Pizarro, Orbelín, Fierro (si se recupera), Cota y compañía se asocian, no se les puede dar por muertos sin que haya rodado la pelota.

Sí, Chivas pagó 14 millones de dólares por Rodolfo Pizarro, un futbolista mexicano con potencial infinito. A él (y a Orbelín) se abraza todo el Rebaño, y con él por delante le plantarán cara al todopoderoso Tigres.

A continuación, El Pulso de la Final del Clausura 2017:

Chivas Víctima y soñador

Guadalajara está de regreso en una Final de Liga 10 años, cinco meses y 11 días después. Además del título del Clausura 2017, las Chivas estarán disputando la posibilidad de empatar en 12 campeonatos al América, el máximo ganador hasta el momento.

Por si fuera poco, el Rebaño Sagrado podría lograr el doblete, pues en este primer semestre del año se adjudicó la Copa MX.

Se le cuestiona a los dirigidos por Matías Almeyda que ante Atlas y Toluca avanzaron por su mejor posición en la tabla, pero eso solo es reflejo de que han sabido sacarle provecho al reglamento. Además, en el balance general de ambas eliminatorias fueron mejores que sus oponentes, aunque les costó trabajo manifestar esa superioridad con goles.

Chivas es la víctima de la Final, pero ese rol no le disgusta al Pelado, un tipo acostumbrado a remar contracorriente, y esta filosofía ya la impregnó en su plantel.

A un juego por el título no se llega por casualidad, así que Guadalajara y su futbol fresco representarán a la bandera del trabajo y la humildad, lo cual combinado con una buena dosis de talento les permite soñar… Y más de medio país lo hará con ellos.





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