Hace 15 años, un 14 de junio de 2005, Boca sufría unas de las eliminaciones más dolorosas y escandalosas de su historia en la Copa Libertadores. Luego de caer por 4-0 ante Chivas en Guadalajara, un golpe atípico para aquellos años gloriosos del Xeneize, el equipo de Jorge Benítez no pudo remontar la historia e igualó 0-0 en el desquite de los cuartos de final a La Bombonera. El duelo fue anecdótico en lo deportivo porque el local nunca estuvo cerca de la hazaña pero quedó marcado a fuego por el escupitajo del Chino al Bofo Bautista y el hincha que se metió al terreno a agredir al delantero, una de las grandes figuras de la serie.



El resultado de la ida, por lo abultado, fue totalmente inusual para un Boca que todavía vivía los remanentes de los mejores años de su historia bajo el liderazgo de Carlos Bianchi. Tras ser subcampeón de América ante Once Caldas en 2004, el Virrey abandonó su cargo y fue reemplazado por Miguel Ángel Brindisi. El exvolante del Xeneize duró apenas meses en el cargo y renunció en el vestuario del Monumental tras la derrota por 2-0 en el Superclásico.



El Chino Benítez asumió como interino, y con apenas un par de partidos en el cargo, se coronó campeón de la Copa Sudamericana al vencer al Bolívar en la definición. Mauricio Macri, presidente de Boca en aquel entonces, le renovó la confianza y lo mantuvo en el cargo para el 2005.

Sin embargo, a comienzos del año el entrenador abrió una disputa con Martín Palermo y Guillermo Barros Schelotto al relegarlos al banco de suplentes en el debut por la Copa Libertadores ante Cuenca. En su lugar estuvieron Marcelo Delgado, otro histórico, y el recién llegado Rodrigo Palacio.

México es un terreno hóstil para el Xeneize, que en el 2000 casi pone en riesgo su pase a la final de la Libertadores ante el América. El equipo de Bianchi caía por 3-0 y se dirigía a los penales pero un cabezazo salvador de Walter Samuel a pocos minutos del final le dio la clasificación. En la fase de grupos de la edición 2005 cayó por 3-1 en su visita a Pachuca pero los tres triunfos como local le permitieron clasificar como líder.

En octavos de final, tras empatar 3-3 en Barranquilla ante Junior en la ida, Boca aplastó al equipo colombiano por 4-0 con dobletes de Palermo y Guglielminpietro.

Sin embargo, en la fatídica derrota por 4-0 ante Chivas en Guadalajara por los cuartos, el Chino Benítez decidió patear el tablero y sacó nuevamente del equipo al Titán y a Guillermo. Su decisión le valió la crítica del que más tarde se convertiría en el máximo goleador en la historia del club. "Entramos a aguantar y esperar, y ese no es el estilo de Boca. No podemos entrar en una cancha a ver qué pasa. No estoy de acuerdo con lo que propuso el técnico", arremetió Palermo.

Benítez, de pocas pulgas, recogió el guante y le respondió al 9: "No me equivoqué con el planteo táctico. La intención fue buena y hasta el final del primer tiempo, se vio. Lo que resolví era lo mejor para Boca, a tal punto que lo volvería a hacer".

El 4-0 en contra dejaba al Xeneize contra las cuerdas y ni la mística que había acumulado en aquellos años de gloria parecía suficiente para revertir una historia tan adversa. La Bombonera fue un hervidero y el equipo de Benítez salió decidido a dar vuelta la historia. Palermo estuvo errático, Jesús Corona brilló en el arco de Chivas y la llama de la ilusión empezó a atenuarse.

Cuando el duelo entró en el letargo de una serie que está definida y solo resta que los 90 minutos lo certifiquen, se desató un escándalo que quedó en las memorias de la Libertadores. A 15 minutos para el final, en una corrida por la pelota, Raúl Cascini lo midió al Bofo Bautista y le metió un cabezazo que el árbitro Martín Vazquez solo sancionó con falta. Palermo se metió en la confrontación, empezó a insultar al delantero de Chivas y terminó dándole otro cabezazo.

El juez uruguayo intentó ser salomónico y expulsó a ambos aunque terminó perjudicando al equipo mexicano para las semifinales ya que Bautista ni siquiera intentó reaccionar. La salida -o el intento de salida- del delantero fue todavía más descontrolado.

El Chino Benítez, entrenador de Boca, en una imagen tan icónica como vergonzosa, escupió al Bofo mientras se dirigía al vestuario. Y por si fuera poco, cuando ya casi terminaba con la travesía, un hincha vestido con la 8 de Riquelme en el Villarreal se metió a la cancha y le metió un puñetazo. Luego, eludió a la policía y con la colaboración de otros simpatizantes regresó a su butaca. En simultáneo, parte del público lanzaba diversos objetos al área de Jesús Corona y el árbitro termino suspendiendo el encuentro y decretando la clasificación de Chivas.

El Xeneize demostró que estaba demasiado acostumbrado a las victorias y no supo cómo responder, más que con impotencia, ante la paliza que significó el 4-0 en Guadalajara. Aquella noche de La Bombonera no solo significó el fin del ciclo de Benítez sino la salida de varios históricos como Cascini, Traveso y Matellán.

En el año del centenario del club, Macri salió dispuesto a romper el mercado y trajo a Alfio Basile como entrenador, y a Federico Insúa, Cata Díaz y Daniel Bilos como principales refuerzos. Consiguió cambiar la imagen en el segundo semestre: Boca se coronó campeón de la Recopa ante Once Caldas, del Torneo Apertura y repitió el título en la Sudamericana.





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